Hola.
Ignoro las luces que iluminaran tu infierno.
Juzgo desde este momento, la cruz tatuada en tu pecho.
Olvido lo que olvide por ti y me da gusto hacerlo.
Es historia tatuada en las venas que hoy desgarro,
luna amarga en soledad de esa noche en que hoy me amparo,
no conozco otra forma, porque las demás te matan.
Déjame decir y amárrame las manos,
quita las plumas de aquí
y llévame en un viaje lejano.
Dime lo que quieras pero déjame en este mundo extraño,
saca el tabaco azul y la pipa con forma de barco,
hagamos un poco de humo y diluyámonos con él.
Si es azul celeste dile a ella que quiero verle,
que no me importa nada y la dignidad la perdí al mentirle,
noches de callejones, noches de alcoba rota.
Soy un gato color miel,
con ojos color "no hay duda",
aquí solo cabe el miedo cuando no hay salida.
Cuando se le usa como arma y luego en retrospectiva,
se le ve como un ínfimo enemigo,
al que nunca se le pierde el respeto.
Dile a Alfredo que se duerma,
que hoy me voy con su padrino a nuestro martes de cultura,
que mañana vuelvo con tinta entre los dedos y un por ciento más de locura.
Dile que mañana tiene escuela,
que el cielo es el infierno de los infieles,
y las noches queman solo cuando no te tienes a ti mismo.
Tu duérmete de una vez ya trabajaste demasiado,
te confieso que aun veo como a mis veintitrés,
y ya sé que yo me veo algo cansado.
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