CRÓNICA DE UN SUICIDIO LIMPIO.

12 am se cosía las alas que se arranco al caer, le platicaba mientras zurcía, a la luna de su querer. Decía que le quería pero que ella, no le quería a él. Decía que no era justo, imposible resistirse a tremenda mujer.

1:05 am salió de casa con su ipod shuffle, sonaba rap en los audífonos, no pensaba en volver. El frio entumía pero qué más da si el corazón derecho sufría por segunda vez. Rompió su promesa de cuidarlo más que al izquierdo perdió la cabeza por  unos ojos que no ven lo que es tan visible, pensó, si ya todo ha pasado que más podría suceder.

2:34 am llego a su casa, subió a la reja y trepo por la ventana, alcanzo el filo de la azotea y se sentó a tocar. Su pluma era el violín perfecto y la noche un atril, el viento su libreta para seguir las notas del periplo musical. Ya casi amanecía y luna no le dejaba de observar, luna le lloraba, luna sabia, lo que iba a pasar. Se subió a la chimenea, alcanzo una estrella y comenzó a trepar, en la última a la izquierda dio un pequeño brinco para alcanzar la luna y desde ahí, brincar.

2:47 su cuerpo yacía enfrente de la casa de su amada, ella despertaría y no lo notaria, en realidad nadie lo haría, el era un escritor y, los escritores, no dejan su cuerpo en tierra dejan el alma entera y se dedican a vagar, a inundar otras esencias que gusten de bailar. Sus alas eran de letras y vuelan solo en la blanca cuadricula no en la gris realidad. Adiós ojos de cielo te veré cuando cruces el mar.