CATRINA

Disculpe señora que proteste de usted, disculpa mi bailarina que te cambie de nombre,
si ayer rezaba en aras de tu altar y hoy me escondo temeroso hasta de tus bendiciones,
dile a la lluvia que amaine, al viento fisgón que se quede en su casa y al ave que no cante.

 

Mis santos te temen y mi luna te niega hasta la luz, la noche es noche por vos,
si lo que pensaba un lago era el brillo de la guillotina de esa sonrisa suya,
esa que mata haciendo feliz a su víctima incauta, esa que arrebata el aire hasta dejar vacío.

Tragos de sinceridad, ofrezcame una tertulia a oscuras y no le respondo ni el apellido,
sería discreto el momento y prometo que la muerte tras el paraíso ofrecido también,
que arrebatar de las manos el cielo causa locura y regala el suicidio a mano abierta.

Confieso que le temo y que me ha hecho llorar, admito que me muero por poderla besar,
prometo delirios y mundos occisos, le canto mis penas al loco maldito de enfrente de mi,
la auguro malos tiempos y peores calvarios si usted se quedase aquí, y un tantito peor para este.

 

Maldita conjura esta de serle fiel a la fidelidad y esta obsesión por no ver la realidad,
rezándole a una santa a la que se la agotan los milagros pero acepta las ofrendas,
buscando en esa boca algo mas que respuestas y hurgando en esos brazos caricias desiertas.