Solo pintas mujeres me decía ella.
Cada que paraba en mi estudio, antes o después de alguna tertulia en mis
sabanas, mi cocina, mi regadera, mi azotea, me acribillaba con preguntas y
cuestionamientos de porque solo pintaba mujeres. Y cada que ella preguntaba, yo
contestaba con reticencia y toda la habilidad retorica de la que soy capaz,
huía para no encontrarme en una tormenta de mal humor. Hasta que un día decidí
mentir, a medias, pero al fin y al cabo mentir para no decirle que solo pintaba
mujeres porque era lo único que veía por estos pasillos.
-¿Y qué quieres que pinte? ¿Hombres? ¿Paisajes? ¿Naturaleza muerta? ¿Para qué
pintar algo tan vulgar si tengo ángeles al alcance del pincel? ¿Para qué
malgastar mis horas dibujando figuras sin alma si tengo al cielo mismo
recostado en mi cama? Las mujeres son el caos y el orden de este mundo, los
alguaciles del cielo y las cónsules del averno mismo. Las mujeres tienen
permiso de cometer los pecados que gusten por el simple hecho de ser mujer. A
una mujer no se le puede recriminar si busca mejores vuelos en otro caballero,
a un hombre se le debería cortar la verga. A una mujer no se le puede decir nada
si se pone violenta mientras hace el amor, a un hombre se le debería atar de
por vida. A una mujer no se le puede regañar si ofende, a un hombre se le
debería quemar vivo. Una mujer tiene permiso de destruir el mundo, el problema
es que en su infinita gracia, están dejando que nosotros lo destruyamos y eso,
es pecado.
*Pequeño fragmento de la narración poética "De mis putas y princesas" que saldrá en el siguiente libro.
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