Voy a
hablarle del tiempo, en esta noche de estrellas, sentados tan cerca y a la luz
de las velas, en esta playa de ensueño, en este hotel tan lejano con este
viento que peca. Voy a decirle al oído un pequeño secreto, acérquese un poco,
deje le rozo la oreja mientras muevo los labios pero concéntrese en lo que le
confieso. Escúcheme señorita, excúseme y lo siento. Tan solo deme un momento, bríndeme
un segundo, en serio lo necesito, se me está cayendo el mundo, no puedo yo
solo, la necesito un minuto. No sé si le parezca insensible, pero son tiempos
violentos y he sobrevivió de este modo... en serio si me viera... en serio si
me viera. Excuse que le cite a un café después de tanto, pero usted sabe que no
entiendo del tiempo y para mi resulto ser el mejor momento. Entienda que si
recurro a su silencio es porque no me quedaba otra oportunidad para salir vivo
de esta y ahora que le veo a esos ojos, ahora que estoy seguro de mis
sospechas. Créame usted en su santa existencia, que voy directo al infierno,
que se que aun le duelo, que el mundo diga misa yo conozco ese velo y lo pone
cuando esconde un secreto. Esta lagrima idiota, corre por mí, le juro no es por
usted, lo hace porque sabe que esta noche me condeno. Pero primero déjeme le
cuento...
La
ultima con la que salí en realidad ni siquiera era mi estilo, jamás me gusto
pero lo intento con tanto anhelo, que me metí en la cabeza su nombre y cuando
logre decirle te quiero, se fue dios sabrá para donde. Le cuento de una
drogadicta que me engaño con un idiota, una ojos de cielo que se fue con otro
igual, una alcohólica que me consiguió tras de ruegos y se fue como vino,
alguna vino con rosas, otra con cuentos, algunas con promesas y otras tantas
con noches. Le cuento que hoy estoy solo según dicen algunas "porque
quiero". Le cuento que me describen como un gran logro, que me comparan
con sus novios y hablan de mí como un niño hermoso, como un caballero, como un
hombre derecho. Ellas no me conocen dirá usted. Le cuento que soy más frio, que
ya no quiero a nada que no sea un perro, que me aparto de la gente, que me la
vivo en mis libros, mis pelis, mis cuadros. Le cuento que hago ejercicio, que
ya no soy ese flaco. Que me he dejado el cabello, que me he cortado las alas
para ya no volar tan lejos peor sigo selenita, idiota y de humor tonto. Le
cuento que si esta plática se hiciera realidad le hablaría de usted, le hablaría
de mí ahora pero no de mí entre el adiós y el hola de nuevo. Le hablaría de
alguna de ellas, de mis planes y me despediría como si nada a quien sabe hacer
que.
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