Llovía sobre la ciudad, una brisa de gris oscuro atormentaba la avenida, me encontraba yo, mi bicicleta y mi sudadera vieja contemplándolo todo, ella se había marchado se largo sin siquiera, decirme adiós, sus cosas no estaban, su lado de la cama estaba tendido, ella nunca lo hacia, todo estaba impecable, signo inequívoco de que, se había ido. El día en realidad, a meritaba el caso, parecía novela romántica para señoritas, el tipo mojado, la promesa rota, la chica lejos, el clima pésimo. Estaba a punto de tomar la decisión mas importante de mi vida y, mas que no saberlo, en realidad, no me interesaba, solo lo decidí en un arranque de depresión y coraje, si ella no quería verme esta bien, entonces, no le interesaría lo que pase conmigo, me largaría a la guerra.
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Mi papa era un militar mediocre, habia ganado algunas condecoraciones si, pero todas ellas habían sido ganadas solo por méritos de temporalidad, osea, haber durado un chingo haciendo nada. Siempre me había pedido que me iniciara por lo menos en el servicio militar, que jamas habría guerra; la ultima vez que lo dijo fue un día antes de que la guerra explotara, dos antes de que se fuera a seguir haciendo nada donde, hacer, era lo que mas sobraba.
Verán, antes de meterme mas en este asunto de mi lenta y previsible defunción, necesito que sepan mas acerca de mi, y para ello, necesito que sepan mas acerca de mi contexto, mi papa, era la parte mas pasiva de todo el, era un señor bastante previsible, muy metódico, rutinario, serio, ya decir verdad toda su vida se la paso haciendo nada, hasta que su padre, osea mi abuelo lo metió por la fuerza a un internado militar (el era mucho mas manejable que yo), a partir de ahí, el mismo sintió que estaba haciendo algo por su vida, sobre todo cuando llego la primer guerra, aunque, mas que soldado, fue una especia de enfermera, pero regreso con dos condecoraciones al valor y con ello, vino la fase mas gloriosa de mi padre, la de héroe de guerra inmortalizado, según el, y de ahí comenzo a hostigarme que ese era el camino que debía de seguir yo.
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Mi papa era un militar mediocre, habia ganado algunas condecoraciones si, pero todas ellas habían sido ganadas solo por méritos de temporalidad, osea, haber durado un chingo haciendo nada. Siempre me había pedido que me iniciara por lo menos en el servicio militar, que jamas habría guerra; la ultima vez que lo dijo fue un día antes de que la guerra explotara, dos antes de que se fuera a seguir haciendo nada donde, hacer, era lo que mas sobraba.
Verán, antes de meterme mas en este asunto de mi lenta y previsible defunción, necesito que sepan mas acerca de mi, y para ello, necesito que sepan mas acerca de mi contexto, mi papa, era la parte mas pasiva de todo el, era un señor bastante previsible, muy metódico, rutinario, serio, ya decir verdad toda su vida se la paso haciendo nada, hasta que su padre, osea mi abuelo lo metió por la fuerza a un internado militar (el era mucho mas manejable que yo), a partir de ahí, el mismo sintió que estaba haciendo algo por su vida, sobre todo cuando llego la primer guerra, aunque, mas que soldado, fue una especia de enfermera, pero regreso con dos condecoraciones al valor y con ello, vino la fase mas gloriosa de mi padre, la de héroe de guerra inmortalizado, según el, y de ahí comenzo a hostigarme que ese era el camino que debía de seguir yo.
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