DE LOS CIGARROS QUE NO FUMO.

...Y todos me hacen daño,
el humo me recuerda aquellos maravillosos años;
en los cielos que no extraño formo la escalinata exacta con los surcos de su alivio,
estas ansias amargas y estas palabras sin sentido.
Espero a que me vomite, Señor, hoy soy tibio.
Me falta algún desayuno sino es que algunos cuantos
y de los cigarros como un melón y tantos,
y es que, fumo tanto sin prenderme ni uno solo;
si aspiro del tabaco es por el intento de decline en mi propia persona y con dolo.
Me había encariñado con ese niño, era simpático;
y hoy, se pierde entra las nubes y los guiños.
No gracias no fumo, ¿lo recuerdas tonto?
Entonces, ¿por que la ausencia significa tanto?
El orden de los factores si, y es que no es el canto del loco, sino del loco el canto,
de la noche el llanto, ¿es del Trepo aquel tabaco?
¿Desde cuando fumas? ¿Yo? desde nunca y en nunca jamas descanso.
Soy amante de la música del fuego de ese extremo,
de la calada de este y del olor irritante que se expande como peste
y este, es el cigarro mas feliz del mundo,
salio del paquete y cayó bajo mi cama,
allí vivió por meses, lo descubrí, y se quedo un mes mas
en el mismo lugar. Lo tome por ocio y descansa en mi oreja
sin miedo de ser consumido.
Quiero que dios me tome y me deje en la suya,
para vivir tranquilo,
quiero ser ese cigarro de los que el nunca fuma.