A ninguno de los dos nos gustaba la jardinería. Éramos mas de viajar...
Un día después de cruzar millas, paramos y varios puentes, topamos en tierra de nadie, nos miramos y no se nos ocurrio nada mas que cosechar la tierra. Plantamos un jardín hermoso por varios meses. Ambos cuidábamos las plantas, los girasoles, las lilas, las gardenias.
Pero como les he contado, a ninguno de los dos nos gustaba la jardinería así que cuando llego la plaga, las moscas y los bichos, no supimos que hacer. Comenzamos a discutir, arruinamos algunas plantas, el jardín lucia bonito aun pero ella decidió marchar. Así que nos dejamos ir.
Cuando voltee para contemplar por ultima vez aquel pequeño prado que cuidamos juntos, vi como ella le prendía fuego. Pudo dejarlo marchitar, pudimos solo alejarnos y esperar que el tiempo hiciera lo suyo pero lo vi arder por su propia mano. Así que yo queme los puentes y quizá nadie vuelva a aquel paramo de nuevo, al menos no ella, al menos no yo.
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