con los labios rojos y las intenciones negras,
que si el placer se encarga es regla;
que el placer se entrega.
Deja de pensar y juega,
que la vida es una y en la cama, acompañados hasta el suspirar alegra.
¿Y si yo, de repente? Bajo a besos por tu vientre, a veces despacito y a veces más ardiente,
te quiero comer hasta los pecados que no cuentas o ser yo uno de esos en que los gemidos se pierden en cuenta.
Loca, con el delineador en rios, sudada y casi muerta,
con los muslos al rojo y orgasmos que te revientan de manera violenta, reacciones espasmódicas, con los sentidos a tope, provocando que el más leve toque se sienta.
¿Qué tal por aquí? ¿Dime te gusta? ¿Quieres que siga o me detengo?
Pausas interminables de segundos mínimos, lamer, morder, gemir.
Despertarte los demonios, quiero a la bruja sexual que llevas dentro, no a la princesa falaz.
Se llama sexo y los dos sabemos, saquemos los trucos de cuaderno, los que hemos aprendido y los que nos mandarán para el infierno.
Baile con este diablo, que me gane las alas y los cuernos, y no fue precisamente por ser tierno.
Aunque puedo, quizás al iniciar faena, para prender motores, dilatar pupilas, abrir poros y comulgar placeres.
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