HACERTE EL AMOR.

Te como con los ojos y no lo disimulo, no quiero. Y más que ocultarlo quiero decirte que quiero comerte entera, hacerte el amor en el lugar que gustes, en el momento que prefieras. Tu cuerpo mi cielo, esas piernas mi puerta, esa boca de luna llena te la dejo en cuarto creciente. Me interesa saber a qué sabe tu perfume, fundido entre besos, sudor y miel. Escribirte en los muslos párrafos que mi lengua improvise, sonetos en la espalda que te ericen, surcar tus pechos sin pausa precisa, desenfreno medido, pecado sin velo. NO quiero una vida contigo, quiero los días que me regales, las ganas que te sobren para este mendigo. Te escribo a oscuras, te espero igual, si quieres en secreto, en secreto será.

¿En español mi bien? Quiero hacerte el amor, quiero quitarte la ropa, arrancártela en serio, romperla. Verte pasear por mi cuarto en ropa interior, con una camisa mía abrochada solo del último botón, con los pechos descubiertos, con tu piel de arena bañada en sudor. Quiero tenerte encima de mí, arañándome la espalda, apretándome con tus piernas, mordiéndome la boca, sujetándome la barbilla mientras me besas. Te quiero ardiendo, sofocada hasta el punto de temblar, gemir, retorcerte; mi lengua valiente contándole un secreto a tu oscuridad, subir por el vientre, el ombligo, tus pechos encendidos, tu cuello, tu boca, tu oreja, tu piel. Memorizarte como para un examen, repasarte, estudiarte. Leerte en braille, tocarte cada detalle de tu estructura, cada pincelada de tu cuerpo, cada comisura de tu pintura entera. Hacerte el amor como lo hace un poeta, es como volver a vivir pero sin estar muerta.