SI, AJAM.

Deja que las hojas cobren su color amarillo, que crujan bajo mis pies. Ayer en este mismo sitio olía a lluvia, hoy percibo un olor a madera muerta que me desorienta. Y si cierro los ojos solo apareces tú y esa boca que mata por no ceder. ¿Para que engañarse?, me trague el veneno entero y quería beber mas, me gustó morirme en silencio para mí por ti. Me gustó la clandestinidad de mi cuarto suicida y su estética esmeradamente preparada. Me gustó creer en "un plan sin fallas", uno en el que el plan mismo resulto ser la falla.
Hoy me has dejado con tu mal, ese de preguntarse para que de nuevo, para que volverlo a intentar. Y es que ya me da igual, todas las demás son lo mismo, los mismos cliches, las mismas poses, los mismos te quieros, los mismos celos, los mismos sobrenombres, los mismos malditos egos.
Ya no quiero saber si tus besos saben a helado o a dolor, ya no me interesa saber que haces con lo poco que te queda de amor.
Me importan poco las piernas que desfilen por mi colchón y si me hablan de algo mejor. Si me prometen lo que tu algún día, lo volveré a dejar escapar, no me interesa pensar que nunca sera el momento adecuado para los dos, que nunca terminariamos de darle vueltas a esta situación.

Maldito cielo, caite de una vez. Esos nubarrones no me asustan, yo una vez viví ahí; les conozco y sé de lo que son capaces. No sabía que el aire podía sentirse tan "apretado".