Hoy descansa mi pluma como se lo merece, en un estuche negro con terciopelo por dentro. Tú serás mi sombra pero yo soy la luz que te crea así que mejor mantén tu distancia, que soy nictálope y no me molesta caminar sin farolas encendidas o focos relucientes. Mi miedo a los fantasmas lo borré, cuando me convertí en el mío propio. La siguiente va por puro gusto lirico, mientras todos me ven pensando que nado en un rio de opio, no hago más que trazar planes en el laboratorio, hablando de mi ego como origen de mis depresiones, hablando de que quizá me enamoro con los mismos fines, por puro narcisismo, por pura vanidad, por demostrarme que no existe otra persona con mi capacidad para amar, por puro remedio para curarme un ya viejo mal. Cada letra que suelto es filosofía dispersa de la mente de un loco, uno con manos lentas para atrapar ideas pero no para capturar los sueños cuando pasan por sus ojos, al vuelo. Yo sigo con lo mío y no importa quién se va, a veces ni quien llegue, no me importa si hace siglos que me dejaste de amar, si mi otra mitad murió a causa de mi falta y si yo estoy muerto sin saberlo y luchando por algo que no he conseguido en vida, que a mí no me importa lo que digan otra bocas de mi filosofía suicida, yo no moriré por otra cosa que no sea una idea, y si la abandono me espera la inmortalidad tremenda y su soledad inmensa, voy haciendo al lado lo que cae en mi área, porque caminante no hay camino, el camino se hace al andar, y cada que volteo veo un nuevo centenar que viene atrás.
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