ENCUENTROS CASUALES

¡Mierda!
La tengo en frente. Estoy en la cafetería de mi escuela.
Ella, con un vestido suelto, color beich, garigoleado. Su cabello ondulado. Sentada justo enfrente de mi. Ella lo sabe y, parece que provoca.  El claroscuro que dibuja la sombra que proyecta el interior de su falda, seduce. Sus pies terminados con tacto, salen a la luz entre las correas de su sandalias. Sus piernas lucen, como la única luz que llega al cerebro de un ciego. Espasmos oculares le fotografían en cuestión de segundos, no puede interceptar mis flazhasos.
¡Me derrito! Quiero voltear y fijarme en sus labios pero... es demasiado arriesgado.
Quiero saber el color exacto de sus ojos, solo necesito un disparo mas lento.
Una oportunidad de dibujarle en mi iris y tatuarle ahí de por vida.
Ahí va, mis ojos se lanzan en busca de capturar la presa. Un movimiento rápido de la pupila y... ¡lo logre!
Sus labios son delgados, dibujados en rojo terrenal. Los párpados pintados con un levísimo azul. Los ojos cafés. La nariz, hace juego con el paquete completo.

¡Mierda! Me vio de frente, le sostuve la mirada unos segundos, pero nada mas.
¿Esbozarle una sonrisa? ¡No! Olvídalo.
Solo dejare que se vaya. Así no duele.