Adicto a la cafeína y esta soledad mezquina que a cada beso nuevo, espera paciente en la siguiente esquina, sabe que el viaje no durara, ya no quedan mujeres para personas como yo, solo quedan besos que callaron y me usan como válvula de escape, promesas
diáfanas, insulsas e incoloras, solo pensamientos turbios en este desvelo permanente al que utilizo como receso de estos tiempos tan violentos en lo que lo
único que falta, es que ella fuera mi amiga aun y el, un conocido cercano...
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