Sin remedio por el impacto de esta respiración que se acelera
en medio de la tormenta que sueltas mirada a mirada,
cada que abres tus labios para soplar ventarrones
que secan el vino que tumbe en aquel mantel
donde nos besamos por primera vez.
Somnoliento entre bostezos de un adiós semi-claro semi-oscuro,
algo ventajoso para quienes viven como vivía
pero ahora, solo estorba la situación.
Juegos entre papalotes de seda y tijeras cerca de mi vientre,
solo por diversión, solo por a hacerlo mas interesante,
improviso con el pecho en llamas.
Esta desilusión que llaman vida tiene demasiados matices
de bueno y malo, demasiado fugaces para saborearlos bien.
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