Cuarenta fantasmas en la nomina y hoy en retrospectiva me
miro jugar a la casita con el noventainueve por ciento de todas esas señoritas.
Hoy que no te veo, que mi rodilla me recuerda la única razón para tener dinero,
dolores del pasado a causa del clima húmedo y yo que nunca he sabido lo que es
ser un animal cuadrúpedo, en mis dos patas de mono, observo desde mi lado de la
jaula a mi siguiente hacedor, mientras se prepara el instrumento para probar en
mi no se qué nuevo invento. Tirado, con la panza al cielo y una sonrisa de
idiota, un maldito hedonista en medio de un capitalismo globalizado, paseando
mis defectos a cualquier lado que salgo y jugando a ser artista hasta que las
musas se mudan, decidiendo que hay mejor futuro dedicándose a ser desnudistas. Se
van cuando las quiero, cuando el negocio marcha. ¿Cuál negocio, disculpe? Me preguntan
mis ansias. El dinero que ganas te lo gastas en estupideces y no me vengas con
pretextos de que no importa el mañana, sabes que tienes miedo y tiemblas por
las noches. En serio soy feliz con besos y sonrisas, aunque no me acepten las
sonrisas a cambio de comida y un beso por vestido, mejor volverme loco que
volverme un sometido. No con sus reglas, neta, último aviso.
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