Nada más
que apatía estoy vacío niña. Con la cara de novato y cicatrices de soldado ya
condecorado. Mi facha de idiota es mi mejor aliado y saber que mato a sangre
fría en el momento menos esperado. Soy pura hipocresía, lo último que había se
lo llevo quien se llevo mis coros. Y entre más bonito se vea el paisaje me
encuentro más alterado, con los músculos tensos para salir corriendo en cuanto
la situación lo obligue, como un puto gato acorralado. Actúo por miedo y obsesión,
no conozco hasta la fecha la puta suavidad de alguna tregua. El beso de la
santa gracia se la llevo el tiempo y más que viento azulado color tranquilidad,
veo paisajes muertos y ruinas llenas de maldad. Soy un niño asustado en terreno
de una guerra que parece no amainar, conozco todas las tretas pero me obstino
en confiar, hasta que este perro vagabundo deje de cojear y se tire en una
esquina por no poder andar. Hasta que el sol me seque y mi olor se disperse, el
olor a ausencia es la pestilencia de la muerte.
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