Los restos del café que siempre dejo, los sueños que te
sueño en los que te veo tan lejos, residuos de lo que quedo, de la imagen, el
reflejo. Debí darte todo el día aquel día que me volviste hombre, debí dejarlo
todo y ese día no decir nada más que tu nombre y acariciarte lento y decirte
que estaba bien, que nos amábamos y eso pasa, mejor que pase así.
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