NO, NOS Y NO SOMOS.

Yo le hablé como los hombres, le hablé con el corazón.
Le dije que aún sentía todavía este amor,
que sabía que éramos diferentesa todo el mundo, los dos.
Y ella dijo que no, que éramos iguales,
que todo era lo mismo y a mí se me quebró la voz.
Le tome de la manita, le dije cosas bonitas,
cosas tontas de ella y de mi para hacerla reír,
escuchar sus carcajadas para tranquilizarme un poco
y cuando nos pusimos serios le dije: por vos estoy loco.
Y su mirada cambio, se guardo su sonrisa y me miró.
Enrique tú estás loco, dijo, pero yo no tengo que ver.
Me hiciste mucho daño y no quiero ser tu mujer,
quebraste en dos mi orgullo y hoy te iras de aquí
pero como llegaste y te aseguro que sin un sí.
Y les juro que fui sincero, que no la quise herir,
que soy tonto ya lo sé, eso no debía de ser delito
y menos delante de unos ojos tan bonitos.
¿Como quieren que me porte? Si jamás vi un angelito
y al verlo solo pude huir, prepararme para quedarme
y eso no lo entendió, pensó que fui un cobarde,
pensó que le hablaba solo de cuentos de ficción.
Pero le prometí vuelos sin aterrizaje, vuelos con viento a favor.
Mis alas estaban cansadas, no la podía llevar,
espere mientras sanaba, mientras con otros la observaba,
pero ese punto a ella no le importo
y es que el que hizo daño aquí, fui yo.
Y tragándome el orgullo le fui a hablar de mi pasión,
de noches en silencio, de días como agua
y de darnos besos sin frenos, sin pausa, sin tregua,
sin motivo ni razón, sin hora ni obligación.
Pero ella no me quiso, me dijo que el culpable fui yo…
Y fui yo no lo niego y le rogué que no hiciera la misma estupidez,
que aquí yo era el idiota, que pensara con sensatez.
Sin pensárselo dos veces solo me dijo que no,
yo deje lo que quedaba de mi en ese abrazo que me dio
afuerita de su casa la última vez que se despidió.
Y escúchame princesa, si hoy soy yo el que te dice que no,
créeme que me rompe el alma dejar ir a mi adicción
y aunque me guarde los motivos, te lo juro por dios,
que interviene mas el miedo que el orgullo o la razón.