SHE.

Si ella me viera, como enmudezco, al compás del bailar, de la falda de su vestido entero.
Entre los giros y ademanes de esos pliegues, que ocultan no se que secreto.
Mi mirada hiperactiva, sube por sus muslos y se esconde en el claro oscuro; en el contraste de su piel y la tela rebelde.
Me se de memoria la reacción de sus tobillos, y la rigidez de sus pantorrillas suaves, con el contoneo de su cadera cabe mencionar que me extravió y pierdo el piso.
A la musa anterior, quise convertirla en diosa; pero, ellas no sirven más que para escribir de ellas, y al intentar acercarse a sus imposibles, se convierten en la misma mierda que las demás, aunque suene risible, perdiendo todo el encanto que la imaginación hizo posible.
Mejor observarla como fiel amante de su estética tan exacta; morena, delgada y alta, con un deje desafiante, una mirada profunda, ojos color de noche, sonrisa de plata, madurez inexacta...
Juro por Dios que a esta si, no le digo nada.
Y la luna se carcajea, y el corazón se burla, y la mano me pregunta con sínico acento, si esta vez, tampoco perderé la cabeza cuando ella diga, que le gusto.