5.21.2010

DIARIO DE UNA SOLEDAD CRÓNICA 3.


En una esquina, en el cruce de calle santa Anita con calle esperanza, había una casa enorme, de color blanco pálido, con las orillas de los tejados enmohecidas por el tiempo, los jardines cuidados por montones de jardineros mal pagados, una entrada de unos 10 metros de largo con una fuente en medio, una colección de bentleys magnifica, ventanales de metros y metros, ultra barroco en la arquitectura, con un reja igualmente blanca, resguardando y, uno que otro can de magnifico pedigrí. Todo esto, hacía un contraste enorme con el pueblito de segunda en el que estaba ubicada.
Todos los días, exactamente a las 3 de la tarde, el pasaba por ahí cuando regresaba de lavar platos en el restaurante del amigo de su tío, todos los días exactamente a las 3 de la tarde, una niña de labios delgados, nariz chistosa pero, muy bonita; justo en su lugar, justo del tamaño correcto para su barbilla fina y la delgadez de su rostro. El negro azabache de sus ojos hermosos y relucientes, sus cejas pobladas, su cabello negro y abultado, su piel blanca. Todo eso se encontraba diario a esa hora exacta, tomando clases de francés, todos los días ella volteaba a verle y se sonrojaba un poco, todos los días él le sonreía y ella, no le devolvía el gesto, eso nunca le desalentó, de hecho lo tomaba como un gesto de vergüenza, como si le diera pena dejar que el, descubriera algo.

Un 13 de agosto, ella se encontraba donde mismo, a la misma hora pero, sin maestra alguna, por alguna razón, más cerca que de costumbre. No podía dejar pasar la oportunidad. Se acerco decididamente a la casa, no sin antes dedicarle un hola amistoso, ella, solo bajo la cabeza como apenada. El, con esto, se sintió más que confiado, era suya.
A decir verdad, cuando pudo acercarse noto que era casi de su estatura. Verán, esto es muy importante ya que, esa estatura reafirmaba su porte estilo principesco, esta mujer, de verdad, había nacido para ser rica, lo decía su estampa.

Sabia que tenía que ir directo al grano para sacarla de balance y, controlar el al situación, si no, estaría perdido. Su razonamiento era el siguiente. Ella, era una niña rica a la que, lo más probable, le habían cumplido todos los caprichos desde chica, nunca le decían que no ha nada y los niños siempre le hablaban con delicadeza, tenía que ser audaz, pero no demasiado. Decidió empezar con algo agresivo, algo que denotara el hecho de que la observaba cuando pasaba por ahí.

Él-¿Y tu maestra?

Ella-Pardonnez-vous?

Él-No hablas francés, estas estudiando francés, pero hablas español, te he escuchado. Si no quieres hablar conmigo me voy y listo ten bonito día. Solo… una cosa, mira…

Puso la mano atrás de su oreja, y saco una rosa que había cortado, antes de llegar ahí, un viejo truco que había aprendido de un amigo de barrio, en su ciudad natal.

Ella sonrió bastante, le encantaba la magia, en esto, había tenido suerte.

Él-Sabia que tenías una sonrisa hermosa, por eso las guardas tanto, han de ser carísimas, tanto que no podría pagarlas, con permiso.

Ella-No…

Él-¿No? ¿Cambias de opinión entonces? ¿Quieres que me quede?

Ella-Nunca dije que quería que te fueras.

Él-Cuando una persona finge hablar un idioma distinto del de la otra, veras, yo lo considero una muy directa forma de decir vete, además, pues, tengo una agenda muy ocupada y…

El rostro de ella, no pudo evitar dibujar una mueca dura, al fin y al cabo era una niña rica, acostumbrada a cumplir sus deseos, el, lo noto enseguida y cambio de rumbo.

Él-Es broma, me encantaría quedarme un rato pero, ya no se me mas trucos, lo siento, tendrás que ver el mismo una y otra vez hasta que me corras, tampoco soy muy interesante entonces, creo que tendrás que contarme todo de ti para no aburrirte con mis cuentos.

Ella, sonrió por segunda vez.

No hay comentarios:

LIBRERO DE RAP DE CAFÉ

Shelfari: Book reviews on your book blog